viernes, 26 de junio de 2015

Aquellas personas maravillosas

Esta entrada está dedicada a todas esas maravillosas personas que de un modo u otro cambian nuestras realidades. Esos individuos que de repente, pasan de ser desconocidos a formar parte de nuestras vidas de una forma muy especial e intensa. El escritor Albert Espinosa los llama amarillos (en su libro el mundo amarillo) yo, prefiero asignarles el nombre de "personas maravillosas"porque realmente hacen magia y transforman nuestro modo de ver las cosas, de sentir, de pensar, de creer...

Las personas maravillosas no tienen por qué ser amigos de toda la vida, parejas, novios, matrimonios, familia... las personas maravillosas son aquellas con las que un día te cruzas y con una palabra, una mirada, una leve caricia, con un gesto o con una sonrisa hacen que vuestros sentidos se conecten, que vuestras vidas se unan. Las personas maravillosas pueden estar en relación con nosotros unos segundos, unos minutos, días, horas, meses, años o toda la vida. La verdad es que en ellas no hay "fecha de caducidad" y aunque no volvamos a verlas siempre permanecerán como una pequeña parte de nosotros mismos.


Hoy, con su vestido rosa, su pelo al viento y ojos vidriosos, he contemplado como una de mis personas maravillosas se marchaba. Caminando despacio, despidiéndose de mi con tristeza. Al final, un puntito negro en la oscuridad de la noche ponía punto y aparte, o tal vez punto final a una época de dudas, temores, risas, llantos y reflexiones. No se si volveremos a vernos, desconozco si eso a lo que llaman "destino" querrá juntarnos de nuevo. Puede que nuestros caminos se bifurquen pero siempre permanecerá ese granito mágico que todas las personas maravillosas siembran en sus receptores.

A veces, en el momento en el que más lo necesitas aparece ese ángel terrícola que recompone de nuevo tu yo. No olvides darle las gracias, tal vez el ángel otro día para otro, seas tú.

Quiero darte las gracias a ti, tú sabes a quién me refiero, a esa personita luchadora, empática, sincera y maravillosa. Se que serás una gran profesional y sobre todo, una gran persona (aún más grande de lo que eres ahora). Te dedico este poema que ha salido de mis venas al llegar a casa tras nuestro adiós. No te gustan las despedidas, a mi no me gustan los besos ni los abrazos pero quiero regalarte este trocito de mi para que esté contigo toda la vida:


Camina despacio, sin prisa
cierra los ojos
siente la brisa.

Pisa fuerte el camino por el que pasas,
no te detengas, o detente
al final, no pasa nada.

Susurra al oído de lo imposible,
sonríe al triste.
Cántale al sordo una canción con tus manos
Cuéntale al ciego
lo que estás mirando.

Camina, aléjate
se que ya no estarás,
pero no por eso te dejaré de querer.

Corre sin destino, grita, llora
ríe, enfádate ya no estarás sola.

Recorrerás senderos desconocidos,
conocerás nuevas mentes,
nuevos sinos, playas, caracolas.

Un día llegarás al fin del sendero
y solo entonces,
comprenderás muchas cosas.



Soraya R. Oronoz



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