martes, 3 de febrero de 2015

Los "istas", etiquetas predefinidas

Desde edades muy tempranas la sociedad se encarga de hacernos interiorizar, que para ser algo debemos pertenecer a lo que yo denomino un "ista" un "anti" o lo que es semejante, etiquetarnos en alguno de los grupos ya predefinidos.

Comunista, anarquista, socialista, ecologista, pacifista, falangista, radicalista, abolicionista, antisistema, , antimonárquico, antitaurino, antisociale, antiaborto, antidrogas y un largo etcétera de antis e istas en los que de un modo u otro debemos encasillarnos para presumir de ser algo y llevar una etiqueta colgada como signo identificativo. La verdad es que no es de extrañar ya que desde el momento en el que entramos en la Escuela Infantil nos cuelgan erróneamente una etiquetita que nos acompañará durante gran parte de nuestras vidas, algo realmente terrible que impedirá nuestra correcta evolución como seres humanos libres y competentes.











Creo acertar cuando afirmo que la mayoría de personas hemos pasado por alguna fase de radicalismo "ista" y/o "anti" en la cual creíamos estar afirmando nuestros ideales e incluso nuestra personalidad. Ahora bien, si pensamos un poquito, la mayor fase de etiquetado personal sucede en la adolescencia, cuando nuestras emociones, sentimientos y hormonas están tan revolucionados que no podemos biológicamente posicionarnos en un lado equilibrado de la balanza. Tenemos que ser los más "anti" y los más "istas" para definirnos individualmente, esto es lo que nuestro mágico cerebro hace para lograr algo realmente extraño que pienso, está destinado a reafirmarnos como personas y a no morir en el intento.

Cuando vamos madurando nos damos  cuenta poco a poco de que todos los "istas" y todos los "antis" conllevan un elemento  común de radicalización de una postura en detrimento de otra y, en la mayoría de los casos, el radicalismo únicamente lleva a la falta de respeto que no se corresponde con nuestras etiquetas predefinidas.

La identidad de un individuo se va construyendo a partir de su autoconcepto y en este intervienen una gran inmensidad de factores. Somos más moldeables de lo que creemos y al final no somos más que la suma de cada una de las personas que han pasado por nuestras vidas y de lo que ellas nos han inculcado.

No estamos obligados a ser ese "algo" que los demás quieren que seamos, simplemente estamos diseñados para la vida. A veces, entre tanta tecnología y lo que pensamos que es progreso se pierde en la inmensidad nuestro estado natural que permite que las cosas fluyan sin necesidad de encasillarnos en algo. El humano es algo más que un ser programable por otras mentes y no debería olvidar la importancia de la naturaleza propia y extrínseca para su correcto funcionamiento.

Si nos dejásemos guiar más por nuestro sentido común y menos por la opinión ajena y por los intereses de unos pocos estoy segura de que acabaríamos con las guerras, con las injusticias sociales, las atrocidades medioambientales y con la larga lista negra de lo que consideramos malas praxis humanas y a las que muchos de nosotros colaboramos directa o indirectamente por no saber decir basta de una forma adecuada. Una mano hace poco pero si esa mano se une a otra y esa otra a otra y así sucesivamente, se pueden crear cosas maravillosas.

El mundo pertenece a cada una de las criaturas que en él vivimos, no pensemos tanto en "y si" "es que"... podemos cambiar el rumbo de las cosas que nos disgustan y que curiosamente por lo general para el común de los humanos son semejantes.

Tú eres el protagonista de tu vida, no permitas que te conviertan en un actor secundario.
Abandona los prejuicios, los cartelitos que te colgaron o que te colgaste tú mismo y comienza a ser un ejemplo para el mundo.

Las cosas cambian, pero primero, debes cambiar tú. Como sabiamente dijo M. Gandhi "Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo".

Liberate de lo que debes y empieza a hacer lo que realmente sientes porque el mundo está lleno de personas que creen en un cambio pero que no luchan por conseguirlo.

Soraya R. Oronoz

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo cada uno es protagonista de su vida, nosotros somos los escritores del libro de nuestra existencia.

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    1. Preciosa frase Andrés, en efecto somos los protagonnistas de nuestra vida y por tanto, responsables de lo que hacemos y de lo que no hacemos, de lo que somos y de lo que no somos.

      Un saludo amigo

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