domingo, 11 de enero de 2015

¿Es el hombre bueno por naturaleza?


Este es el principio básico que rige mi pensamiento, efectivamente, creo en la bondad del ser humano, a pesar de que también sé, que el hombre, es un lobo para el hombre. ¿Por qué tantas guerras?, ¿Por qué tanto sufrimiento?, ¿Por qué tantas muertes?

El niño, viene al mundo como un ser indefenso, dispuesto a aprender todo aquello, que nosotros, los adultos, le queramos enseñar. Está más que demostrado que los niños, al igual que los animales aprenden por imitación, esto puede resultar una bomba potencial para construir un mundo mejor o para destruirlo.
 
El perro, decimos, es fiel por naturaleza. Si un dueño, acaricia a su perro cada vez que este hace algo bueno, el perro...repetirá su conducta, si el perro hace algo malo y su dueño le regaña, la conducta del animal, tenderá a desaparecer progresivamente, esto, es sencillo. Ahora bien, si el dueño del perro cuando este hace algo bueno, le regaña y cuando hace algo malo le premia, ocurrirá lo mismo que en el caso contrario, pero a la inversa. El perro adoptará conductas inadecuadas porque es lo que cree correcto, por tanto, está aprendiendo una realidad confusa que solo le llevará a errores y sufrimiento pues, lo que él cree que está bien, resultará estar mal cuando se vaya con otras personas.

Igual pasa con el ser humano, llega un momento, que no sabemos qué esta bien y qué está mal. ¿Cómo vamos a educar a sí a las mentes del mañana?.  

Los adultos implicados en el proceso de aprendizaje de los niños, debemos reeducarnos, cuestionarnos todo lo que hemos aprendido y tratar de transmitir los mejores valores posibles a los pequeños.





Basándonos en las teorías de aprendizaje por imitación, que vienen a traducirse en lo anteriormente mencionado, tenemos la obligación de ser un ejemplo real a seguir. Si deseamos cambiar el mundo, empecemos por educar a los más pequeños, ellos ya se ocuparán de modificar lo que no concuerde con sus valores, de modo que un día desaparezcan todas las injusticias que plagan la humanidad.

Si enseñamos al humano a ser un ser empático y justo, jamás se convertirá en el lobo destructor que potencialmente puede llegar a ser.


Soraya R. Oronoz

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